El sauce blanco o salix alba es un árbol caducifolio de la familia de las salicacias o Salicaceae, puede llegar a alcanzar aproximadamente 25 metros de altura y suele habitar en zonas templadas y húmedas, es común verlos crecer en las orillas de los ríos y cursos de agua. Es muy frecuente en Asia y Norte de África, encontrándose también extendido por todas las zonas templadas de Europa.
Su principal particularidad es que su corteza contiene salicina, el principio activo del ácido acetilsalicílico. Antiguamente, para tratar los estados febriles y reducir el dolor, se extraía extracto de salicina directamente de la corteza, que, al ser molida, desprende unos polvos blancos que contienen este principio activo. Actualmente el ácido acetilsalicílico se fabrica por síntesis química sin necesidad de recolectar la salicina a partir del sauce blanco y se comercializa con el nombre de “aspirina” (acuñado por los laboratorios Bayer).
La salicina también se obtiene de otras especies de Sauces (género Salix), así como también de los Álamos o Chopos (género Pópulus). El ácido acetilsalicílico (AAS) es un derivado con las mismas propiedades curativas que la salicina, pero con efectos secundarios menos agresivos.
Sus hojas del sauce blanco son de color verde plateado, tienen el margen aserrado, miden entre 5 y 12 cm, su forma es lanceolada y su envés sedoso. Sus flores se agrupan en influorescencias cilíndricas llamadas amentos y crecen en primavera.
Esta especie es dioica, por lo que los amentos masculinos y femeninos se encuentran en diferentes individuos. La corteza es de color grisáceo.
El sauce blanco crece muy rápido, pero también está expuesto a más enfermedades, acortando su vida. Su madera es flexible y pesa muy poco, y se utiliza para hacer cerillas, entre otros utensilios.
En los árboles, la salicina, revitaliza el sistema inmunitario, ayuda soportar las sequías, plagas de insectos o en la recuperación de alguna lesión. Esta sustancia es segregada por la corteza y expulsada al exterior, en forma de gas.
En humanos, reduce la sensación de dolor y, además de propiedades analgésicas, posee propiedades antiinflamatorias, anticoagulantes y antipiréticas (rebaja la fiebre).
La salicina actúa inhibiendo la síntesis de prostaglandinas, familia de sustancias de naturaleza hormonal que intervienen en multitud de procesos fisiológicos: Regulan diversas funciones como la presión sanguínea, la coagulación de la sangre, la respuesta inflamatoria alérgica y la actividad del aparato digestivo. Estos mediadores de carácter lipídico, se liberan de las células de forma muy rápida cuando éstas sufren algún daño, y son muy activas en el entorno de estas mismas células, causando a nivel local efectos característicos de la inflamación como la coloración rosada, el edema y el dolor inflamatorio.
La síntesis de prostaglandinas por parte de las células, depende de la actividad de la enzima ciclooxigenasa o COX, que convierte, mediante oxidación, el ácido araquídonico en prostaglandinas. Por lo tanto, el bloqueo de la actividad de la enzima conllevará a una disminución de la síntesis de prostaglandinas y de los efectos característicos de la inflamación. Esto, es precisamente lo que hace el ácido acetilsalicílico: Al inhibir a la ciclooxigenasa y la subsecuente síntesis de prostaglandinas, se reduce la liberación de sustancias y mediadores inflamatorios, previniéndose los efectos típicos de la como el dolor inflamatorio, la fiebre…
Es interesante saber que desde las etapas iniciales del desarrollo de la aspirina hasta su patente se llegó a conocer el principio activo y algunos de sus efectos (beneficiosos y adversos) pero se desconocía cómo inducía esos efectos en el organismo, lo que en farmacología se llama el sitio y el mecanismo de acción del fármaco. Para investigar y descubrir el sitio y el mecanismo de acción de la aspirina fueron necesarios más de 70 años desde su nacimiento y un gran desarrollo de la Química Biológica, la Biología Celular y Molecular, la Fisiología, entre otras disciplinas.
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